Idiota.
Rise up, cubriendo hoyos negros en la memoria, voy haciendo piruetas falsas en la tierra, creciendo a punta de errores en este hermoso valle frió al que llamo vida, camino ligero con el mundo sobre mi espalda en una calle desolada, desierta, tan vacía que me siento acompañado, cubierto con el inmenso cielo. En una ciudad que no esta en el cielo ni se ocupa en subir hasta el pues el baja a ella, el mismo cielo con sus nubes y aires frescos se mueve destellando por las esquinas, alumbrado por mentes y lamparas, luciérnagas y bestias de acero que rugen raspando caucho contra concreto perdiéndose en direcciones magnéticas que me llevan a ningún lado, a encontrar mis huevos en el útero fecundado de mi mente, lleno de crías verdes que nacen en el pasado y procrean con toda fe que se encuentre merecedora de un acto empañado, luteranos ancianos que fríen sopas y rascan la mazorca, el campo en las alturas franqueado por ríos y ríos y ríos de los ríos. Un montaña que late familia, que escupe bienvenida e imponente luego de tres mierderas se muestra hospitalaria, pues ya son otros tiempos, y en el fin de esta galaxia una cara nueva mueve las canoas, crecer en un árbol fecundo, un árbol esperma que arroja sus raíces en la espalda y lo llevas contigo, a los parajes donde los unicornios transmutan en aparatos y apariciones, caballeros danzantes de paso contado y oscuro, iluminando la noche con su flema, quemando la aurora, donde la imaginación es lo único real y ángeles y demonios cambian sus nombres para andar al paso de los caminos, en medio de todas las vistas. Juramentos, despojos, animas y alimañas que se castran y se alzan marchitos en fuego eterno, sus hocicos brotan llamas desde el horno de sus almas, desde lo interno de sus cuerpos falsos, desde el ojo del ebrio castigado por los recuerdos, la noche y el festejo del ron que le entra por el culete, ron, yaguasca, ginebra, aguas tiernas, ardientes o fulgurosas, miche, calentaos, patas de res sucias, saliva, sudor y esperma, sudor frió en paramos, la altura, la gravedad y la caída que nos retiene a través de indignantes mentiras que nos hacen sentir desaparecen en las manos de una mujer sin reglas, para ser partes de todo y nada, la nada. Y siento que voy cayendo, voy cayendo desde muy lejos.
Voy rebuznando brioso acompañado de caballos
Voy rebuznando brioso acompañado de caballos
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