halo

Si hay mujeres que son recuerdo, halo parece ser el mismo tiempo, miles de recuerdos atrapados en granos dispersos en el tiempo, durante varios años continuos de noches balbuceantes, miradas provocativas y olvidos repentinos, un quiero y no quiero, un en cualquier momento, un sube y baja eterno, una presuntuosidad intelectual, la soga que llevo desde el pie hasta la cintura, pasillos solitarios en medio de oscuras preguntas con respuestas impropias, caminos profundos en la densidad del conocimiento y la comprensión,  la duda y la cultura decadente de la sociedad andrajosa, tribus indígenas de indigentes con vació conformista en los cráneos,  fuego en las manos y un porro en los labios, un grito en la mañana soñolienta después de doparse del estupefaciente enmudecedor de la sociedad. El sueño eterno de vivir bien y en una realidad plena, la compleja surrealidad irreal de la realidad ilusionista con guantes blancos y sombrero de copa, cuartos de espejos y nauseas en los ojos, abrirse paso en la naturaleza a punta de machetes y guías dadaistas.  para llegar hasta el edén mental, edificios enteros echos de libros, palabras tras palabras, conocimiento mas conocimiento para cerrar el ciclo y terminar justo donde empezamos, pero con la comprensión homogénea de la masa espesa. La luz de una linterna titilando, caminos señalados con rayas y flechas semiborradas, una deuda conmigo mismo y con la sociedad, mientras unos me motivan, me empujan, puedo indicarles a otro el camino, intentara trepar por las culturas comprendidas y admiradas, contemplar el basto cosmos y ver a mis espaldas sombras cautivadoras. El sueño de una voz sin forma que nace desde una garganta inmaterial abrigada con cálidas telas y neón puro, voz en polvo, analgésico y pedante, inolvidable en lo labios de la aurora que adorna el firmamento del ayer.

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