Escribiendo
Cuando me echo a escribir, a veces siento que mi mente canta con delicadeza y la melodía sale suavemente por la nariz, los oídos, la boca y hasta por los costados de los ojos, luego escucho, luego leo y parece que de repente todo lo que se oída de maravilla se detuvo, que la mente se indigesto y empezó a vomitar sobre las teclas, sobre el papel, sobre si, y todo el fluido se desparrama con viscosidad, se abren todas las válvulas y se vacía el cráneo por los orificios, desparramando y goteando, pegajoso y sucio, todo chorreando.
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