Una venta sin sentido

Te he soñado varias veces estos días, esta noche fuiste el epicentro de mi sueño, fuiste el piso solido, el aire y el color, hasta el calor agotador, fuiste el humo y el cigarro fuiste muy real y aun te tengo en la nariz y en los ojos, tu mirada me congela un poco, el color de tus ojos verdes se mueve y transmuta en tu iris, brinca y se sacude mientras nacen destellos azules y violetas que superan tus parpados, fuiste el sueño y por poco me ahogo en el y me lo creo, lo recuerdo y dudo si fue o no un sueño. Te estoy pensando mas de lo usual, mas de lo que debería y de lo que creí posible, estoy en el piso sentado contra la pared y escucho el juego, nuestro juego, todo fue una buena brisa, un viento pasajero que toco a mi ventana, espero se rompa mi ventana, se esta pudriendo y los gusanos se están volviendo algo fétidos y repugnantes, espero estalle y suelte toda su viscosa resina, pienso vomitar y tu cara vuelve a atracarme, hay un reloj de madera con los engranes sin movimiento, sin hacer tic toc, sin vida, detenido a las 8 y 36 de ese mismo día. Desde el piso, no me quiero parar aunque deba, juego como antes con una pelota blanca de goma, contra la pared y de vuelta, la lanzo, choca en la pared y de vuelta, la lanzo al piso, choca en la pared y de vuelta, al impactar suelta un sonido agradable, como si la habitación estuviese vacía y ni yo la habitase, donde estoy? yo no estoy, estoy en la pelota, soy la pelota, y revoto sin sentido, expeliendo sonidos ininteligibles, marchitandome en el tiempo, y cumpliendo mi rutina, esperando a que llegues y quiebres los vidrios de la ventana con tu voz.

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